28/06/2016. Próximamente publicaremos un análisis sobre las elecciones del 26J. Mientras tanto reproducimos este artículo del número de junio de La Brecha sobre el significado de las elecciones burguesas para los revolucionarios.
Foto: José María Mateos / Flickr |
Roberto Pérez, Socialismo Revolucionario Barcelona
La victoria de la izquierda en elecciones regionales y locales el año pasado y la formación de Unidos Podemos, con la posibilidad de la victoria de un gobierno a favor de los trabajadores el 26 de junio (o en futuras elecciones) es un paso muy positivo.
Socialismo Revolucionario celebra estos cambios ya que hemos reclamado la unidad de la izquierda para maximizar nuestras oportunidades, y haremos campaña por el mayor apoyo electoral posible a Unidos Podemos. Pero si en realidad queremos cambiar la sociedad, ¿será la elección de un gobierno de izquierda suficiente? Muchos piensan que si podemos ganar las elecciones con un programa radical seremos capaces de reformar o cambiar las instituciones para orientarlas hacia los trabajadores, y a través de estas reformas construir un sistema más justo para todos.
SR defiende que necesitamos un programa radical para Unidos Podemos pero también planteamos la cuestión de cuál es el papel de los gobiernos de izquierda. ¿Es reformar las instituciones para hacerlas más pro-trabajadores o es desafiar al propia sistema democrático capitalista y contraponerlo con un sistema basado en una democracia obrera?
Por desgracia, la experiencia de Grecia nos muestra que la elección de un gobierno de izquierda como el de Syriza no ha sido suficiente. El resultado de esta elección no trajo ningún cambio fundamental ya que éste gobierno ha sido forzado por segundo vez a aceptar más austeridad, lo contrario del programa por el que había sido elegido.
Estamos en un periodo en el que el capitalismo, por la profundidad de la crisis actual, es incapaz y reacio a aceptar ninguna reforma a favor de los trabajadores, y mucho menos a detener las privatizaciones y medidas de austeridad. Las opciones de un gobierno de izquierda se muestran claramente cuando intenta realizar reformas: o jugar dentro de las normas de la democracia capitalista o romper con ésta. El gobierno de izquierda en Grecia eligió permanecer dentro del sistema y esto les ha llevado a una traición de sus promesas electorales. Esto plantea importante lecciones para la izquierda española y el futuro gobierno que debemos aprender rápidamente.
Límites de la democracia capitalista
Hay una desilusión generalizada hacia el sistema capitalista y sus instituciones. Muchas personas, correctamente, piensan que el régimen del 78 es corrupto. El propio Lenin señaló que la historia ha mostrado que los gobiernos capitalistas tienen dos métodos para controlar a la gente. Uno es la violencia y la opresión y el otro es el método del “engaño, la adulación, la promesa de un millón de concesiones mezquinas de cosas no esenciales mientras se retiene lo esencial” (Tesis de Abril, 1917).
Desde Lenin la historia ha mostrado muchas veces que estaba en lo cierto, cuando el capitalismo ha utilizado los métodos de las dictaduras y gobiernos militares y, donde han sido posibles, las democracias parlamentarias. El resultado es siempre la protección de la élite dirigente y la explotación de las masas, aunque los métodos sean diferentes.
Durante la época de la transición vimos la utilización del segundo método con una democracia capitalista de mentiras y engaños claramente expuesta ahora a diario. Recientemente hemos empezado a ver la vuelta de medidas más autoritarias que provienen del miedo del capitalismo a que haya una lucha más seria. El capitalismo comprende correctamente que la conciencia de la gente trabajadora ha aumentado y están cuestionando su sistema.
En realidad la sociedad está dirigida por las grandes empresas e instituciones no democráticas. Los parlamentos electos son, en el mejor de los casos, cámaras de discusión política mientras el poder real sigue estando en las manos del 1% que dirige los bancos, los medios de comunicación y las fábricas. Es por esto que existe la democracia capitalista y por esto debemos desafiarla.
La democracia obrera y la lucha en las calles
El 15M supuso la primera vez en una generación que mucha gente joven comenzó a considerar que las cosas necesitaban cambiar. Una idea importante del 15M era que la democracia tenía que estar en las manos de la gente y no de las instituciones y el sistema. Por un breve periodo, y de forma limitada, el 15M fue una democracia alternativa con órganos experimentales de lucha que se extendieron rápidamente y que estaban directamente opuestos a las instituciones de la democracia capitalista. En cierto sentido tuvo algunas de las características de los primeros soviets en la Rusia pre-revolucionaria y los órganos formados durante la Comuna de París. Por supuesto el 15M tenía muchas carencias y su método horizontal, aunque positivo a escala local, era una restricción a nivel regional y estatal. Su lección clave fue su inclusión de las masas en la democracia y en la creación de una voz independiente, ya que solamente sobre estas bases se puede construir una democracia de la gente trabajadora.
Por esta razón la lucha en las calles es tan importante cuando se está luchando por un gobierno de los trabajadores y no podemos olvidar esto cuando participamos en las elecciones. El propio Podemos es un gran paso adelante y expresa muchas de las demandas del 15M, pero ha ido adoptando progresivamente un enfoque electoralista, como otros en la izquierda, y esto es un peligro que debemos evitar.
Pero al construir un movimiento capaz de romper con las ilusiones en la democracia capitalista no debemos quedarnos apartados de ésta absteniéndonos a participar para proteger nuestra pureza. Necesitamos usar lo que hay de democrático para construir un movimiento desde las bases. Las organizaciones hermanas de Socialismo Revolucionario internacionalmente (CIT) usan a representantes electos de forma muy efectiva. (Ver La Brecha 13 en Internet). Cuando conseguimos representantes electos de los trabajadores los utilizamos para construir un movimiento para luchar por cada reforma posible pero también para explicar la naturaleza temporal de las reformas si no luchamos por una democracia obrera y una sociedad socialista, vinculando la táctica de la lucha por las reformas con la idea de un cambio revolucionario. Esta lección puede ser aprendida por las fuerzas de la izquierda que toman el poder a nivel local, regional o estatal, nuestra tarea no es la de gestionar mejor el capitalismo sino la de la movilización para acabar con él.
Es este enfoque dual el que necesitamos en este momento: luchar para ganar las elecciones pero al mismo tiempo advertir que votar no traerá las victorias sino solamente las luchas en las calles y la construcción de una fuerza revolucionaria. Esta visión está en minoría en este momento pero se extenderá en el próximo periodo cuando quede claro a sectores más amplios de la sociedad que no podemos reformar la democracia capitalista. SR hace un llamamiento a todos los individuos y grupos que comparten nuestra estrategia, perspectivas y tácticas a luchar con nosotros por la construcción de un método revolucionario para terminar con el poder capitalista.