¡Necesitamos urgentemente una alternativa de la izquierda militante!
Además de las similitudes geográficas y culturales, los países de Europa meridional también comparten, como característica fundamental, un desarrollo capitalista combinado y desigual. Esto sentó las bases de divisiones estructurales a lo largo de amplias líneas Norte-Sur, tanto a nivel europeo como dentro de los propios países, con estridentes diferencias socioeconómicas entre las diferentes regiones (por ejemplo, entre el norte y el sur de Italia). Esas divisiones se consolidaron y profundizaron con el proceso de integración europea y la Zona Euro en particular. Esto se reflejó más claramente en la crisis de la Zona Euro que comenzó hace un decenio y que afectó en particular (aunque no exclusivamente, como en el caso de Irlanda) a los Estados miembros del sur. La nueva crisis económica de toda la UE, construida sobre condiciones que existían antes del comienzo de la pandemia del coronavirus, sacará a la superficie esas divisiones de manera aún más cruda siguiendo claras líneas de clase. Frente a esto, la mejor respuesta será la solidaridad internacional y la lucha coordinada de las clases populares en todo el continente.